Leí ayer un artículo de NEWSWEEK que realmente me inspiró, o me motivó, no sé. Habla sobre la creatividad de América (entendida como EEUU, pero ellos son así). Trata sobre el declive de la creatividad en los estudiantes estadounidenses, motivada por muchas causas, pero entre otras, la obsesión por completar el currículum escolar en cada curso. En vez de preocuparse por desarrollar habilidades en sus alumnos, los profesores están siendo empujados a cubrir todo el temario de cada asignatura, sin tiempo para nada más. Así que los alumnos se convierten en meras enciclopedias (y ni eso). La cuestión es que los mismos profesores se preocupan, y las autoridades escolares facilitan en cierta medida la solución, realizando estudios o usando tests de creatividad (el test de Torrance es el que mejor parece indicar la capacidad creativa de cada uno). En el fondo están muy convencidos de que han llegado a donde están, gracias a su creatividad a la hora de solucionar problemas (tecnológicos, económicos, los que sean), y eso lo valoran bastante.
Pues resulta que han realizado muchos estudios sobre la creatividad, cómo se desarrolla, y cómo se puede mejorar esta capacidad. El artículo es bastante interesante, pero lo que de verdad me hizo escribir esto, es apenas un párrafo, cuando explica como el cerebro busca una solución a un problema. Primero usa el hemisferio derecho para encontrar toda la información posible relacionada, aunque sea mínimamente, con el asunto en cuestión. Luego se pasa la información al hemisferio izquierdo, que busca patrones ocultos, significados alternativos y realiza abstracción de alto nivel sobre esa información. Entonces, el cerebro cambia radicalmente su forma de actuar, y pasa de relaciones vagas e imprecisas entre los datos que contiene, a un pensamiento concentrado y preciso, engranando las diferentes piezas de información, buscando la forma de encajar y solucionar el problema con esas piezas. Es esa facilidad para cambiar de un tipo de proceso al otro lo que convierte a alguien en una persona creativa, porque resulta que si tardas en realizar ese cambio de proceso, pierdes algunas de las relaciones vagas y difusas que has establecido, y por tanto, puede que pierdas buenas ideas. Y ahora viene lo que me encantó, las frases que hicieron que esté escribiendo esto:
In a flash, the brain pulls togethers these disparate shreds of thought (...)into a new single idea that enters consciousness. This is the " aha!" moment of insight, often followed by a spark of pleasure (...)
Es decir, en un segundo el cerebro junta toda la información, la encaja y forma una idea, la idea, que en ese momento empieza a ser consciente para nosotros. El momento, como dice el artículo, del ¡Ajá!, que suele dejar paso a la chispa de placer que uno siente cuando sabe que ha tenido una gran idea (aunque sea para arreglar el enchufe). Y muchas veces me ha pasado esto, según lo leía, me reconocía en esos momentos difusos, en los que barajas posibilidades, ideas, un pensamiento poco claro, borroso, que te pasa por la cabeza de todo, pero nada de forma clara. Hasta que ¡pas! te das de frente con la idea.
Lo que me ha encantado, además de que en inglés queda estupendo, las cosas como son, es la forma en que describe ese proceso. Algo que nunca me habría sido posible explicar o describir.
Otro día seguro que comentaré lo que me ha hecho pensar el artículo sobre los americanos, quizá el leer una revista de ellos, me ha hecho pensar que algunas de mis ideas preconcebidas no son todo lo correctas que me parecían. Pero eso otro día...
1 comentario:
¡Como te atrevas a decir algo bueno de los EEUU te acusaré públicamente de facha!, J
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