martes, 30 de marzo de 2010

La Hora del Planeta... o la Hora de la Tontada

Acabo de ver un anuncio de Cuatro animando a la gente a unirse a la Hora del Planeta, apagando la tele y aparatos eléctricos en momentos de máximo consumo (por la tarde-noche, en torno a las 8). Todo muy mono. Pero me he puesto ha hacer números mientras recordaba la forma en que promocionaron ese "acto" de rebeldía contra las eléctricas. Decían que si éramos muchos los que nos uníamos a la iniciativa, en cinco minutos de apagón generaríamos pérdidas millonarias a las eléctricas, pongamos X millones de €. Yo seguí la iniciativa.

Viendo lo de Cuatro he pensado que ha vuelto a pasar, una acción "antisistema" que termina siendo adoptada por "el sistema" económico (véase, empresas) para dar sensación de "buenrrollismo" (muchas comillas en la misma frase, humm). Pero claro, las empresas sólo adoptan estas cosas cuando resultan realmente inócuas, cuando realmente no suponen un problema. Así que algo falla. ¿No generamos X millones en pérdidas y esa es una increíble cantidad de pasta? Pensemos:

En 5 minutos, y suponiendo una participación del 100% de la población, hacemos perder ese dinero a las eléctricas, dinero que ganan en 5 minutos de uso eléctrico normal en ese intervalo de máximo consumo. Supongamos que ese consumo máximo dura 3 horas al día, durante 365 días al año. Dividamos esto en minutos:

365 días x 3h/día x 60 minutos =  65 700 minutos de maximo consumo.

Lo vamos a dividir en intervalos de 5 minutos:

65 700 /5 = 13140 intervalos de 5 minutos.

Es decir, 13140 momentos en que las eléctricas ganan X millones por momento. Ahora viene lo interesante. Para cualquier ciudadano de a pie, X millones será una cantidad brutal de dinero, cuya pérdida supondría un durísimo revés económico. Pero es que las eléctricas ganan 13 140 (trece mil ciento cuarenta) veces eso en un año, sólo en el intervalo de máximo consumo, que también se usa la electricidad durante el resto del día y no la tenemos en cuenta.

Bien, visto esto, la campaña La Hora del Planeta no parece ser tan impactante como se pretende. Les dejaríamos ganar "sólo" 13 139 veces la cantidad X. Creo que se van a echar a llorar... y yo no vuelvo a hacer la tontería de quedarme a oscuras en casa como un tonto. Lo dicho, La Hora de la Tontada.


Galletas a todos!

Actualización: Me comentaban amigos míos, que la idea de esta iniciativa, ya no es boicotear a las eléctricas, como recuerdo que se pretendía en un principio. El tema es dar un toque de atención sobre el problema climático que vivimos. Pero si se apagan la torre Eiffel, la Cibeles, la Ópera de Sidney, etc, es porque los gobiernos de los respectivos países ordenan que se apaguen. Entonces, ¿a quién le estamos dando el toque de atención? ¿A Saturno? "Oye, planeta gaseoso inanimado, que sepas y te quede claro que los terrícolas tenemos un problema climático grave, y te estamos dando un toque, no se te vaya a pasar".

Lo que tendrían que hacer los gobiernos, en vez de tanta gilipollez de cara a la galería (un detalle de "buenrollismo", como decía antes) es apostar por tecnologías de futuro (no todo son energías "no tan" renovables y "no tan" ecológicas), limitar el gasto público, empezar a apostar por la tecnología de los motores de hidrógeno, que el reciclaje que hacemos los ciudadanos sirva realmente y se recicle correctamente, etc.

Pero ya sabemos cómo va esto: hacen un poquito el mono para que parezcan tus amiguitos y tal. Así que me temo que seguirán apareciendo eventos chorras como éste, que sirven de más bien poco, desde mi punto de vista.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Kirk Cameron y el plátano de Dios

Kirk Cameron, además de adiestrarnos en las lides de la vida de un adolescente ochentero en "Los problemas crecen", ha dedicado esfuerzo y sapiencia en hacernos ver la realidad bíblica del mundo: el diseño inteligente que rige la evolución. El gran mérito de Kirk es utilizar un argumento irrefutable sobre la existencia de un creador.

Yo pensaba que si Dios existe y es todopoderoso, sólo le cabrían dos opciones: o demostrar de manera unívoca su existencia, exigiendo obediencia, al más puro estilo faraón, o bien pasar desapercibido e impedir con su poder infinito que se demostrase su existencia. Cualquier otra combinación (ahora hago milagros, ahora no...) es más propio de un niño cabrón. Y no creo que las religiones piensen o imaginen un Dios bacilón. Por tanto, intentar demostrar la existencia o no de dios con argumentos o experimentos no tiene ningún sentido. Si ha decidido ser indetectable, lo será. Así que nunca me han convencido argumentos basados en contradicciones de la Biblia y demás libros religiosos, ni tampoco argumentos basados en "mira qué bien funcionan los animalitos" como evidencia de la existencia de este señor.

Pero llegó Kirk al rescate. Kirk, el que me hizo desear desde pequeño ser un ligón romántico y algo golfo (menudo trauma llevo con eso), junto con su mentor en esto del diseño inteligente, Ray Comfort, encontró el argumento definitivo, una observación que nadie ha hecho, pero que es evidencia directa de la existencia de dios:
 
  
 


Aunque reconozco que me surgen dudas. Porque si dios diseñó el plátano de manera que resultase fácil comerlo, que no se te resbale de la mano, con abrefácil (esto sí que me ha epatado) ¿para qué creó el melón? ¿es el coco, quizá, un invento demoníaco? ¿y la piña? Sobre este último alimento, lo cierto es que si dios creó las frutas con una utilidad manifiesta, creo que la piña era un elemento de tortura, no jodas. Y nosotros, impíos y pecadores, hemos convertido un instrumento de castigo creado por el señor, ¡en un alimento! Somos unos herejes.

En fin, más allá de la gracia y tal, intentar demostrar la existencia de dios me parece la cosa más tonta del mundo. Devanarse los sesos con el fin de encontrar un argumento firme, tanto para decir que existe como para que no, es una pérdida de tiempo. Por la misma definición de dios, es imposible demostrar su existencia. Y en cuanto a demostrar su no existencia, es algo imposible también. Más que imposible, absurdo, porque si algo existe, lo enseñas en público y fuera, pero si no existe ¿qué haces?


Aunque por mi parte pueden seguir haciendo estos vídeos, que me echo mis risas. Si queréis leer algo más sobre este asunto, pasaros por el imprescindible La Ciencia y sus Demonios.

Galletas a todos!

miércoles, 17 de marzo de 2010

Nostalgia en forma de Maldición



Pues sí. A todos aquellos que jugaron con un 486 o superior nos cayó una maldición que, con el tiempo, se ha convertido en maldita y terrible nostalgia. Esa maldición se llamaba The Course of Monkey Island y sus secuelas. Lo cierto es que yo no jugué a todos, de hecho, sólo me pasé uno de ellos. El que fué considerado el mejor de todos: The Course of Monkey Island II.

Tomando el papel de un aprendiz de pirata, uno tenía que explorar la isla Monkey, sobre la que, efectivamente astuto lector, pesaba una gran maldición. El humor, en ocasiones algo escatológico como la competición de escupitajos, impregnaba todo el juego. Quizá el precursor de este tipo de juego de aventura gráfico-cachonda fuese el Maniac Mansion, juego que caté levemente cuando alquilé un cartucho para la NES. El juego prometía, pero allá por el '87 yo no tenía dinero como para gastarlo en un juego en el que no hubiese que matar nada ni a nadie, así que se quedó en un divertido e intenso fin de semana con mi primo y el mando de 2 botones: el A y el B.

Sien embargo, fue el Monkey Island el que pegó el pelotazo. Los ordenadores eran algo más común en las casas, y el juego era cojonudo. Tanto que un año después salió el II, y unos añitos más tarde salió el que considero como el juego que más me ha divertido, entusiasmado y hecho reir de todos los tiempos: The Day of The Tentacle.

Los gráficos eran sencillamente geniales, tanto que resultan buenos incluso ahora. Tipo comic, eso sí, pero es lo que había. Y el argumento... que nadie se enfade, pero era jodidamente mejor que el Monkey 2. Viajes en el tiempo, cambiando la historia por el camino (según la constitución de EEUU, todo estadounidense tiene el derecho a poseer una aspiradora en su sótano), y puzles mentales sencillamente geniales. Además de un tentáculo que quiere dominar el mundo. Era como la secuela de Maniac Mansion (de hecho se podía jugar a éste entrando a un ordenador que había en una de las habitaciones, aunque nunca supe cómo se salía). En fin, que podría seguir desvariando, pero será mejor que lo leais en los enlaces que he puesto. De hecho, encontré esa página por casualidad, y fue la que me hizo recordar tan grandes juegos, y muchos más que tendréis que buscar entre sus páginas. Merece la pena el viaje al pasado.

P.D.: amigo de Undo13, esto es un aperitivo para que no te me quejes en la facultad de que no escribo. Este finde espero daros algo más de pienso, para que entretengáis vuestras mentes enfermas.

Saludos y galletas!