domingo, 30 de agosto de 2009

"¿Está usted de broma, Sr. Feynman?"


El título de este post es la traducción al español de la "autobiografía" del gran científico que fué Richard Feynman. Compre este libro en Londres, con el ánimo de aprender mejor inglés (objetivo cumplido) y sobretodo, teniendo en cuenta que valía unos 9 € y aquí sólo he encontrado ediciones de 25 euros para arriba. Así que, diccionario de bolsillo en mano, me he ido leyendo el libro poco a poco en los trayectos de metro.

Creo que es la mejor autobiografía que he leído nunca. Teniendo en cuenta que es, de hecho, la primera autobiografía que me he leído nunca. No parece, pues, tener mucho mérito que me haya gustado, así que no sé si se le daba bien escribir este tipo de libros. Lo que sí puedo decir es que es un gran "story-teller", es decir un "cuenta-historias" cojonudo. Comienza a contar cómo de pequeño, en la Gran Depresión estadounidense, se dedicaba a arreglar radios y electrodomésticos, "sólo pensando". O sea, que lo que hacía era observar qué le pasaba a la radio, y antes de abrirla, pensar qué podía estar mal. Así, cuando abría la radio, prácticamente sabía dónde buscar el problema. De la misma manera, estando en Los Álamos, se propuso evidenciar la falta de seguridad que existía en el sitio, supuestamente el más seguro de la Tierra: no paraba de abrir las cajas fuertes de los demás, incluyendo coroneles y jefazos. Cómo consiguió esto era bastante sencillo (aunque se te tiene que ocurrir): se puso a analizar el funcionamiento de los candados y cierres de seguridad de su oficina, y trasteando con ellos descubrió que con un poco de tacto, era capaz de descubrir qué números eran los que encajaban los engranajes y abrían las cajas y cajones de seguridad. Era un mecanismo sencillo, a un precio muy alto. Así que tras volver locos a todos los del departamento de seguridad (militares, ni más ni menos), éstos solucionaron el problema definitivamente: prohibieron la entrada a Feynman a los despachos de los coroneles y altos cargos. Una vez más, demostró que la irracionalidad en una mente cerrada es difícil de combatir.

A lo largo de todo el libro, va contando las anécdotas más curiosas, graciosas o importantes de su vida, y siempre parece que uno está hablando con el vecino de al lado, y no con un gran premio Nobel. Creo que eso era uno de sus rasgos característicos: era humilde.

Sin embargo, a lo largo del libro, uno descubre que tenía muchos motivos para creer que era un genio o un gran tipo: una mente abierta, despierta, dispuesto a intentar cualquier cosa que le interesase, desde tocar en una banda brasileña en los carnavales (¡Y encima gana, el tio!) hasta dibujar en todo tipo de técnicas (consiguió exponer en una galería importante de arte bajo un psedónimo y vender algún dibujo que otro), Feynman lo intenta con todas sus ganas, y con un empeño intenso. Algo que más me valía tener a mí a veces...

Hay dos cosas que me han sorprendido especialmente de su vida:

  • la primera es que tenía una mente preclara. Y no hablo de saber muchas matemáticas, o mucha física. Hablo de una capacidad de abstracción, de raciocinio increíbles. Y eso se ve a lo largo de toda su vida, en sus experimentos caseros con hormigas (llegó a darse cuenta cómo se comunican y cómo encuentran la comida él solo, jugueteando con ellas cuando se colaban en su casa), en sus conversaciones con gente de todos los ámbitos (matemáticos, biólogos, pintores y camareros, artistas...).

  • La otra cosa que me ha sorprendido es que, si algo le gustaba y no veía nada malo en ello, lo hacía y punto. No le importaba lo que pensara la gente. A esto pongo por ejemplo cuando contaba que se iba de bares (más bien, espectáculos de top-less) y luego le gustaba conocer a las chicas que bailaban y echarse unas risas. ¡Mira tu! un físico de primera línea, con habilidades de seducción, jeje. Además cuenta, que cuando el bar donde solía ir a pensar (esto también es increíble: a veces se iba a pensar y a trabajar en física a un bar de top-less. ¡Yo sería incapaz!) tuvo problemas con un grupo "pro-decencia" y fue denunciado por prostitución, fue el único que se presentó en el juicio para testificar a favor del dueño de ese bar, que tantos buenos momentos le había dado. El resto de los clientes, prefirió el bochornoso silencio, por el miedo al qué dirán.

Otro aspecto interesante del libro es durante la guerra. De hecho, cuando me decidí a leer este libro, mi interés se centraba en la parte donde habla del Proyecto Manhattan. Quería saber cómo un tipo aparentemente tan agradable y buena persona como Feynman (de otros libros saqué esta conclusión, aunque supongo que no estaba basada en nada objetivo), se había embarcado en la fabricación de la bomba nuclear, que tantos muertos iba a producir. Tenía en mente un juicio de valor, o un prejuicio, que me hacía irreconciliable la idea de ser buena persona con haber desarrollado la Bomba. Como siempre pasa en estos casos, el problema es de perspectivas: no puedo evaluar esa decisión de participar en semejante proyecto, si no me encuentro, como se encontraba Feynman, en una guerra mundial. Este es un error común en la gente, pensar que los valores actuales son buenos para cualquier situación y momento. Por eso me alegré de haber leído el libro, de haber salido de mi error. Su pensamiento en aquél momento era que, si no llegaban ellos a la bomba primero, serían los alemanes, con consecuencias inimaginables, pero aparentemente no muy buenas.

Por eso creo que este libro es de obligada lectura: no sólo da otra visión del que fue un genio en su época, sino que también enseña cómo debe ser la mente científica, y no ya científica, sino la mente crítica, escéptica. Y eso también me ha encantado. Porque Feynman no quería escribir acerca de la actitud escéptica, escribió de física, y de su vida. Sin embargo, en este libro se puede aprender mucho acerca de cómo afrontar los problemas y las incógnitas de la vida, sin caer en misticismos y errores absurdos, que sólo llevan a creencias sin base racional.

Lo único que escribió sobre el escepticismo y la racionalidad, a modo de genial y fantástico cierre, es el último capítulo. Aconseja y desea que el lector no se deje engañar, ni se deje llevar por espejismos. Que use la razón y sobretodo, que no tenga miedo a que sus ideas estén equivocadas. Al fin y al cabo, si algo está equivocado, si no funciona, será mejor cambiar. Y así, llega a hablar brevemente sobre lo que es ciencia, y lo que no. Dice que no debemos confundir la ciencia con lo que no lo es: "So we really ought to look into theories that don't work, and science that isn't science"

Vamos que, porque alguiencon título diga que algo es de una determinada manera; o mucha gente tenga una creencia firme sobre algún fenómeno, no significa que una pseudociencia funcione o sea verdad. Necesitamos comprobar las cosas, demostrar empíricamente que funcionan. Sólo eso es ciencia. Lo demás, charlatanería.

Galletas a todos!

4 comentarios:

Cerdo Justiciero dijo...

¡UH UH DEFENSA!

Macho no tengo tu correo así que te aviso por aquí. Estamos buscando un becario para el laboratorio de Láser, las condiciones son:

-estar cursando 5º en el año 09/10
-estar matriculado de todos los créditos necesarios para terminar
-caerme bien :D

Dan una jugosa beca, lo malo es que el plazo termina el viernes así que ¡aprieta el culo! Pásate a que Guerra te desglose las condiciones y VEN AL LADO OSCURO DEL LÁSER.

Cerdo Justiciero dijo...

PD: FEYNMAN RULES!!!

G de Galleta dijo...

Se agradece, aunque ya sabes que no puedo pillarla. ¿Cuándo dejarán de joderme? (perdón por el lenguaje procaz, estoy más que cabreado, así que cuando se me pase igual borro esto, jeje)

DarkSapiens dijo...

Genial artículo, otro libro que apuntarme, jajaja.

La verdad es que debería sentir algo de vergüenza por no haberme leído aún nada de Feynmann… tiene delito la cosa…

Saludos!